Y eso que yo era un poco reticente a títulos de post en plan… las “x” formas de… Pero me dejé ir por el entusiasmo y la ilusión de que los lectores se sientan más atraídos por este tipo de títulos y se animen a compartirlos. E hice un 2×1! 😉
Bien, a lo que vamos, el plan estratégico es una herramienta indispensable para conducir adecuadamente todo tipo de empresas desde las más grandes a las más pequeñas. Según los análisis que ser realizan se definen las líneas básicas donde la empresa debe trabajar en los próximos años por tal de potenciar sus puntos fuertes, mejorar los puntos débiles, aprovechar las oportunidades y evitar las amenazas. Y en este plan se definen los objetivos generales de la organización, sobre los cuales se van a diseñar los planes de acción.
En definitiva, el plan estratégico analiza los escenarios para detectar oportunidades y riesgos, define una visión de futuro para fijar rumbo, se seleccionan las estrategias o caminos que van a seguir para unir el presente con el futuro deseado, se enfoca una misión para la empresa, diseña la estructura más adecuada para la misión y prepara el plan de acción con sus objetivos y cronogramas para cada componente de la organización.
Con el párrafo anterior se vislumbra las seis fases para realizar un plan estratégico, que son:
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Analizar los escenarios: Esta fase consiste en estudiar las circunstancias que rodean la empresa para detectar las oportunidades y anticiparse a los riesgos. El mundo cambia de manera acelerada y, por ello, es necesario conocer en qué se modifican los escenarios donde interactúan las personas, las organizaciones y la empresa.
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Formular una visión de futuro: “hacia dónde vamos!” Es importante definir un destino al que querer dirigirse. La visión ayudará a desarrollar conductas proactivas, creativas e innovadoras en el equipo y, con estas, hacer frente a los desafíos que se encontrará la empresa por el camino para llegar a su meta.
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Seleccionar las estrategias más adecuadas: Estrategia, camino, travesia, senda, ruta, trayecto… son sinónimos de lo que será el medio para conseguir llegar al destino, destino que la empresa identifica en su visión. Cómo en la vida real, siempre existe más de una vía para alcanzar el destino, la meta propuesta. Y si tenemos un solo camino… “Houston tenemos un problema”. Por lo tanto, hay que intentar definir más de una estrategia y entre ellas, elegir las más convenientes, en función de la visión, el tiempo disponible, los recursos necesarios y las oportunidades y los riesgos de cada alternativa.
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Asignar una misión: “¿Que haremos? y ¿Dónde lo haremos?” son las preguntas que responde la misión. La misión es el resultado de una visión previa que indica hacia dónde desean dirigirse y de la elección de determinadas estrategias que permitirán alcanzar las metas definidas.
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Diseñar una estructura adecuada: La empresa debe tener una estructura adecuada a la misión asignada. Procesos, recursos humanos, etc.
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Preparar el plan de acción: Se definen los objetivos asignados a cada persona y a cada departamento, se obtienen y se asignan los recursos (humanos, materiales, tecnológicos y económicos), se ponen en marcha las actividades y se monitorean.
Es importante remarcar, en mi opinión, que el plan estratégico se debe hacer desde un punto de vista creativo, es decir, no encontraréis vuestro plan estratégico buscando en google: “plan estratégico para empresa textil”, por ejemplo. Se debe invitar a miembros de la empresa a participar en estas fases, y no solo hablamos de jefes intermedios y/o jefes de departamento, sino a miembros que no pertenecen a la jerarquía, pero que son fieles observadores de la situación tanto interna como externa, se trata de democratizar la inteligencia colectiva y conocer la realidad. Y como no, un “facilitador” que mediante técnicas creativas bombee información e ideas de los participantes. Pudiendo ser alguien de la empresa capacitado o uno externo (se me ocurre uno de confianza).
Y ¿Qué riesgos afrontaremos sin líneas estratégicas definidas?:
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Actuar sin rumbo, sin sentido del futuro y sin tener claros qué objetivos ni como llegar a ellos.
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Dificultad en la toma de decisiones, en la medida que no contamos con un marco de actuación.
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Centrarse en hacer las cosas, que ya dominamos, de forma más adecuadas y no en las cuestiones más importantes.
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No tener claro cuales son las ventajas competitivas ni como poder diferenciarse.
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Ser excesivamente reactivos, sin anticipación en las acciones.
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Dependencia del entorno (competidores, clientes, proveedores…).
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No utilizar los recursos con eficiencia.
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No tener claro hacia donde va la empresa, ni cual es o será nuestro posicionamiento.
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No disponer de un proyecto compartido donde se involucren las personas de la organización con un objetivo común.
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Y padecer un deterioro lento e incontrolado.
El planeamiento estratégico es un sistema de liderazgo que se inicia con una visión sobre el destino al que una empresa desea dirigirse y luego selecciona y pone en marcha las estrategias que posibilitarán trasladarse desde la situación actual hasta esa otra que buscan alcanzar en un futuro determinado.
El simple hecho de plantearse, el hacer o no, un plan estratégico ayuda a reflexionar la importancia de este. Y practicándolo aunque sea en petit comité encontrar en el proceso nuevas maneras de hacer, nuevos servicios, nuevos productos y en definitiva innovar.