¿Qué necesidad tenemos de innovar? Si … Nuestros clientes no quieren cambios, o … nosotros somos tradicionales y siempre lo hemos hecho así, o … nunca hemos hecho eso antes, o … si ellos no lo hacen porque nosotros sí, o cualquier frase demoledora de la imaginación, la creatividad y la innovación.
Es fácil darse cuenta que la innovación está pasando de ser una opción a ser una obligación por muchos motivos. Y darse cuenta de ello es crucial en el entorno hostil en el que nos encontramos hoy en día.
Delante de un proceso de innovación o de reingeniería, nos podemos plantear dos reflexiones básicas para comenzar a trabajar y darse cuenta de la necesidad de la innovación.
a) Funciona bien o suficientemente bien. ¿Se puede mejorar?
b) No funciona suficientemente bien o no funciona. ¿Lo hacemos funcionar bien?
En cualquiera de las dos opciones es interesante hacer un trabajo cuanto menos de reflexión hacia nuestro producto, proceso o servicio. Es habitual encontrarse que si el producto (englobándolo todo) funciona bien, no se le suele prestar atención, hasta que el tiempo o la competencia dejan fuera de juego el producto. No dejéis que suceda esto.
Una vez asimilado que nuestro producto requiere mejorar, ya sea por mejora continua o por buscarle un error, nos podemos hacer una serie de preguntas y al intentar responder poder encontrar solución. Se le suele llamar reingeniería.
a) ¿Cuál es el problema?, ¿Qué no acaba de funcionar?
b) ¿Qué se habría de mejorar?
c) ¿Cómo funcionaría mejor?
d) ¿Cómo lo podemos hacer de otra manera?
e) ¿Cuál sería su funcionamiento mágico (ideal)?
Todo el trabajo realizado en la búsqueda de las respuestas a estas preguntas ayudará a mejorar vuestro producto, aunque simplemente sea por la intención, eso ayudará a que así sea. Ahora la creatividad es vuestra mejor arma para atajar el problema.